NORTE HOY El municipio de Ramallo enfrenta una de las crisis económicas más graves de su historia reciente, con atrasos en pagos a proveedores, recortes en servicios esenciales, suspensión de horas extras y paralización de obras públicas. La situación compromete el funcionamiento cotidiano del Estado local y genera preocupación creciente entre vecinos y empleados municipales. Desde el gobierno de Mauro Poletti se atribuye la falta de recursos a la judicialización de la tasa de Seguridad e Higiene promovida por Ternium Siderar, principal contribuyente de la ciudad. Según la administración, esta medida interrumpió el flujo financiero hacia distintas áreas del municipio y afectó directamente al Hospital José María Gomendio. Sin embargo, especialistas y sectores internos del municipio señalan que la crisis tiene raíces más profundas, vinculadas al manejo político y económico de la gestión. Uno de los principales cuestionamientos apunta al aumento de la planta política: la cantidad de funcionarios designados se duplicó desde la llegada de Poletti, con cargos y adicionales que en algunos casos superan los salarios de empleados de carrera, generando un desbalance en la prestación de servicios. El uso de recursos también genera críticas: fiestas municipales, eventos multitudinarios, alquileres de vehículos y maquinaria de alto costo, y participación en los Juegos Bonaerenses con delegaciones sobredimensionadas son ejemplos de gastos considerados injustificados en un contexto de recortes y dificultades financieras. Los convenios firmados con universidades privadas para sostener un supuesto Centro Universitario en Ramallo son otro foco de cuestionamientos. Se destinarían montos millonarios mensuales para carreras con matrícula insuficiente y con criterios académicos poco claros, sumando sospechas sobre negociaciones políticas y sindicales. La obra pública también muestra signos de deterioro: construcciones paralizadas, materiales de menor calidad y atención desigual a localidades según apoyo político. Mientras tanto, los salarios municipales acumulan un deterioro superior al 25% frente a la inflación y no hay garantías de pago de sueldos ni aguinaldos para el próximo año administrativo. En este contexto, el municipio evalúa una nueva reforma tributaria que aumentaría las tasas a vecinos y empresas, medida que podría generar más conflictos judiciales con los contribuyentes y profundizar el malestar social. La crisis en Ramallo refleja un escenario de difícil manejo, donde la combinación de conflictos judiciales, decisiones políticas cuestionadas y restricciones económicas pone en jaque la gestión de Mauro Poletti y obliga a repensar prioridades financieras.  Opinión pública: La situación proyecta una tensión creciente entre la administración municipal y la comunidad, donde la falta de transparencia y planificación económica podría generar un efecto político y social de largo alcance si no se adoptan medidas correctivas urgentes. NORTE HOY